Cada vez más personas son conscientes de la necesidad de hacer una conducción eficiente para mejorar su seguridad en la carretera, ahorrar dinero en combustible y, además, evitar contaminar en exceso el entorno. Sin duda, son tres razones importantes para que cualquier conductor preste atención a cada una de las acciones que llevan a cabo al volante de su automóvil.
La combinación del mantenimiento del automóvil, el uso de su equipamiento y las técnicas de conducción da como fruto una conducción eficiente. Para conseguirla, es necesario tener en cuenta las siguientes claves.
Los coches actuales no necesitan calentarse antes de ponerse en marcha. Por lo tanto, en el momento en que se enciende el motor ya se puede iniciar el desplazamiento en 1ª. Solamente en algunos vehículos diesel es necesario esperar 1 ó 2 segundos.
A menos que se circule por un terreno que exija que el motor tenga mucha potencia o que se inicie el desplazamiento, es recomendable conducir con marchas largas para optimizar su rendimiento sin tener que preocuparse por el consumo. Además, hay que tener en cuenta que un mal uso de las marchas durante la conducción también puede aumentar el riesgo de accidente.
Sin duda, es el principal factor que afecta al consumo de combustible. A mayor velocidad, se incrementa la resistencia del aire y, por lo tanto, el vehículo tiene que hacer un esfuerzo superior en el desplazamiento. La mejor recomendación es circular tanto tiempo como sea posible a una velocidad uniforme.
También puedes ahorrar combustible si levantas el pie del acelerador en las pendientes y aprovechas la inercia del coche para ganar velocidad.
Una de las claves de la conducción eficiente es anticiparse a lo que puede suceder en la carretera. De esta manera, es posible prever si será necesario frenar o reducir la velocidad en un momento determinado. Así por ejemplo, se pueden usar la resistencia del aire y la misma inercia del motor para ir frenando.
Llevar los neumáticos en buen estado garantiza una correcta adherencia a la carretera y, por tanto, una mayor seguridad durante la conducción. Además, evita un consumo extra de combustible al coger una curva, por ejemplo. Con un buen estado de los neumáticos, se ahorra combustible.
Circular manteniendo una buena temperatura del coche y hacer una conducción eficiente es muchas veces complicado. El uso del aire acondicionado aumenta ligeramente el consumo de combustible, pero también es verdad que conducir con las ventanillas bajadas puede tener el mismo efecto. Además, puede afectar la atención del conductor, lo que representa un plus de peligrosidad en la carretera.
Colocar la carga de manera incorrecta en el maletero o sobrecargar en exceso el coche puede tener consecuencias negativas en la seguridad de la conducción y, además, hacer que gaste más combustible de la cuenta.
Hay que tener en cuenta que la instalación de bacas y portaequipajes en la parte superior del vehículo representa aumentar la resistencia aerodinámica. Esto puede tener consecuencias negativas en la conducción y en el gasto de combustible.
Salir a la carretera habiendo planificado la ruta y conociendo el estado del tráfico favorece que el conductor pueda ser consciente de sus acciones en la carretera y tomar la opción más adecuada para optimizar su conducción.
En definitiva, hacer un uso racional del coche e intentar no sobrepasar límites de velocidad o de carga es la mejor opción para conseguir una conducción eficiente.