Llegan las vacaciones y la mayoría de las personas viajan en coche hasta su lugar de destino. No es complicado encontrarse a lo largo del viaje con conductores que deben estacionar sus vehículos en los arcenes de la carretera porque se les ha calentado demasiado el motor. Si esto ocurre hay que saber qué hacer cuando existe un sobrecalentamiento del motor y cómo enfriar el coche a tiempo.
Es importante que nos fijemos en la aguja del termostato del vehículo para saber si tiene una temperatura excesivamente alta. Si es así, toca ponerle solución cuanto antes. Hay diversos trucos para saber cómo bajar la temperatura del coche. Veamos cuáles son.
Es muy importante que no se pare el coche en seco. El motor no se debe apagar de golpe, sino que hay que hacerlo poco a poco. Si la aguja del termostato empieza a indicar sobrecalentamiento es preciso ir reduciendo la velocidad y terminar de apagar el motor en un lugar seguro, así se evitarán daños en la culata y en las válvulas. No frenes bruscamente en ningún caso.
Cuando el indicador señale algún problema en la temperatura del vehículo, es imprescindible optar por apagar el aire acondicionado. Acto seguido se bajarán las ventanillas. De esta forma recirculará el aire por dentro y de paso se le quitará una carga más al motor. Ten en cuenta que en verano usamos mucho esta funcionalidad del coche, por lo que no está de más saber cómo desinfectar el aire acondicionado.
Este paso podría parecer contradictorio, pero nada más lejos de la realidad, ya que se trata de establecer una transferencia de calor. Es decir, intentar pasar parte del calor del motor al habitáculo. Obviamente, es preferible que el conductor y sus acompañantes se bajen del coche para no pasar más calor del necesario. No olvides que hay que colocarse siempre en un lugar con visibilidad y preferiblemente fuera de la vía.
Otro truco interesante es poner el motor en punto muerto y dar unos pequeños golpes de gas (pisar el acelerador). De esta forma se ayuda a la bomba de agua a ponerse en funcionamiento con algo más de brío y también al ventilador. Si se da el caso de que estás en un atasco, entonces no vayas a acelerar, al contrario, usa el freno motor.
Cuando los chivatos del coche empiezan a señalar que se está produciendo un sobrecalentamiento del motor es importante parar y comprobar el funcionamiento del ventilador del radiador. Si el ventilador está parado, es ahí donde radica el problema, por lo tanto, debes parar el coche cuanto antes. Si el ventilador no funciona, entonces no refresca el líquido refrigerante del motor, y por lo tanto la temperatura seguirá subiendo.
Una vez que se ha conseguido enfriar el motor del coche se debe encender el motor y llenar el vaso de expansión del líquido refrigerante poco a poco. Es fundamental tener en cuenta que nunca debe abrirse el tapón del vaso de expansión cuando el coche esté muy caliente, puesto que existe riesgo de quemaduras.
Además, al estar el agua muy caliente saldrá a presión y se perderá mucha cantidad, lo cual no nos interesa. Hay que esperar a que la temperatura del motor baje antes de rellenar los niveles de refrigerante.
También es importante, cuando se sale de viaje en verano, realizar una pequeña revisión previa al vehículo. Este es uno de los consejos para conducir con calor. En esta revisión se comprobarán los niveles de los líquidos del coche y se verificará que todas las piezas que influyen en la temperatura del coche están correctas y que no sufren daños. Además, te recomendamos llevar siempre algo de líquido refrigerante en el maletero para, al menos, poder llegar hasta el taller más cercano.
Las causas del sobrecalentamiento del motor pueden ser diversas y, en muchos casos, combinadas. Entre las más frecuentes se encuentra una bomba de agua defectuosa o poco eficiente, que impide una correcta circulación del refrigerante por el circuito. También puede deberse a un radiador obstruido o sucio, lo que limita la capacidad de disipar el calor generado por el motor. Otra causa habitual es un termostato averiado, que impide abrir el paso del refrigerante al radiador cuando el motor alcanza la temperatura óptima.
Además, un filtro del sistema de refrigeración taponado, una fuga en el circuito o un nivel bajo de líquido refrigerante también pueden provocar un aumento anormal de la temperatura. Incluso problemas indirectos como correas desgastadas, ventiladores que no funcionan correctamente o la tapa del radiador en mal estado pueden desencadenar un fallo en la regulación térmica. Detectar la causa concreta a tiempo es clave para evitar averías mayores como daños en la culata o el bloque del motor.
Algunas de las consecuencias del excesivo calentamiento del motor es que la potencia del mismo se ve reducida considerablemente, ya que el calor extremo afecta a la eficiencia de la combustión y a la respuesta general del sistema. A medida que la temperatura sigue elevándose, se produce una dilatación anormal de los materiales metálicos, lo que puede provocar que los cilindros y los anillos de los pistones pierdan su sello hermético, comprometiendo la compresión y favoreciendo la fuga de gases.
En situaciones más graves, especialmente en motores de aluminio o aleaciones ligeras, la culata (cabeza del motor) puede agrietarse debido a los cambios bruscos de temperatura o a la exposición prolongada al calor excesivo. Este tipo de daño puede resultar en mezcla de aceite y refrigerante, generando fallos irreversibles si no se detecta a tiempo.
Otra consecuencia crítica es la posible falta de lubricación del cigüeñal, lo que conlleva un riesgo elevado de que las bielas se amarren por fricción excesiva al perderse la capa de aceite. Esto puede causar una avería catastrófica del motor, obligando en muchos casos a una reconstrucción completa o al reemplazo.
Además, el sobrecalentamiento puede deformar la superficie de la culata y dejarla manchada o dañada térmicamente, lo que impide que vuelva a sellar correctamente al bloquear la junta de culata. Esto genera pérdida de presión, entrada de aire caliente o refrigerante en la cámara de combustión y un deterioro progresivo del rendimiento del motor.
Una vez que ponemos en práctica todos los trucos mencionados anteriormente, el motor del coche empezará a ver reducida su temperatura. Este proceso puede tardar de 30 a 45 minutos, aunque dependerá de diversos factores: el tamaño del motor, el nivel de aceite, la temperatura ambiental exterior y el nivel de agua que contenga el radiador.
En definitiva, hay que saber guardar la calma, estar atentos a las señales que el coche nos da y no insistir en seguir conduciendo. Es preferible parar un momento, aplicar estos consejos y esperar un poco. Tras ello, el vehículo podrá circular de nuevo hasta el taller o hasta su destino en las mejores condiciones posibles.