La conservación de carreteras es fundamental por diferentes razones. La principal es la seguridad. Un firme en mal estado provocará más accidentes, así como daños en los propios vehículos. Además, ¿quién querría circular por una carretera en mal estado? Al cuidarlas, se alarga su vida útil y se actualizan para dar un mejor servicio. Al final, se busca mantenerlas para que sigan siendo eficientes.
También se reducen los costes relacionados con las reparaciones, ya que se encontrarán en mejor estado. Sin embargo, ¿cómo es posible conseguir un buen mantenimiento? Encontrarás las claves más importantes a continuación.
El mantenimiento de las carreteras se divide en dos tipos de actuaciones: ordinarias y extraordinarias. Cada una de ellas busca cuidar el estado del firme, aunque en lapsos de tiempo diferentes. Gracias a estas labores, es posible afrontar desde situaciones comunes a eventos catastróficos, como pueden ser los daños causados por una riada.
Todos estos trabajos se enfocan al mantenimiento de las carreteras y todos sus elementos. Tienen como objetivo garantizar su uso de manera continuada. Si se tuviera que detener el tráfico, se crearían problemas de diferentes gravedades. En parte, es por esto que se actúa en diferentes lapsos temporales. Ten en cuenta que, si se hicieran continuas actuaciones extraordinarias, la circulación se complicaría. Y como ejemplo, así se pone a punto la M-30.
Como has visto, la conservación integral de carreteras es clave para garantizar el funcionamiento de las carreteras. No puede fallar, ya que el tráfico se vería interrumpido. No solo no podrías viajar a donde quisieras o ir a trabajar, sino que se ralentizaría o se imposibilitaría el transporte de mercancías. Así, los costes económicos serían inasumibles y de un gran calado. Para evitar estos problemas, se recomienda contar con un plan de conservación bien definido por parte de la autoridad competente.
A la hora de conservar las carreteras es importante disponer de los recursos necesarios. No importa que las acciones que se efectúen sean ordinarias o extraordinarias. Sin los materiales y herramientas adecuadas, no se podrá llevar a cabo un buen trabajo. Además, esto conduciría a retrasos o a soluciones incompletas, las cuales contribuirían a agudizar cualquier daño.
Se recomienda destinar un 2 % del valor de la red viaria a su mantenimiento. Ten en cuenta que hay trabajos que se tienen que realizar de manera rutinaria, como los de limpieza. Esto supone un gasto continuo en personal y material que es preciso cubrir. Al cumplir con esta recomendación, se garantiza que las carreteras estarán en el mejor estado posible durante más tiempo.
La planificación es crucial para determinar cuándo actuar, establecer prioridades, responsabilidades y distribuir los recursos allí donde sean necesarios. También se deben desarrollar planes a medio y largo plazo, ya que las carreteras estarán en uso durante décadas.
Al final, la planificación exhaustiva de las actividades llevará a una buena gestión de las carreteras. Se encontrarán en un mejor estado, se rehabilitarán cuando sea necesario y se actualizarán con las mejoras precisas.
Es importante que las administraciones al cargo tengan claras sus competencias y definan una estructura jerárquica adecuada. Por ejemplo, en España encontrarás a la cabeza el Ministerio de Fomento y se puede llegar tan abajo como la Unidad de Carreteras Provincial. De esta forma, es más sencillo llevar a cabo la planificación y ejecutarla tanto en tiempo como en forma.
Además, las administraciones deben contar con el apoyo de empresas solventes y con experiencia. De hecho, cada vez es más frecuente dejar a estas organizaciones los trabajos de conservación de carreteras. Con una buena estructura de contratos concesionales, se garantiza el buen estado de la red vial.
En definitiva, la conservación de carreteras es fundamental. Si no se realizaran estas acciones, terminarías por notar sus efectos negativos en tu día a día. Solo siguiendo estas claves se puede garantizar que el tráfico fluya sin problemas.