La contaminación del aire provocada por la emisión de gases de los vehículos que circulan por los túneles se reduce y elimina, gracias a su dilución y extracción mediante el sistema de ventilación.
Este proceso se inicia, entre otros, desde los detectores de gases contaminantes. La misión de estos sensores es medir la concentración de monóxido de carbono CO que hay en el aire. Para asegurar que la medida es correcta y, por lo tanto, útil para ser tenida en cuenta por todo el sistema, es preciso someter a los detectores a un proceso de verificación y calibración.
Los túneles M-30 disponen de 122 sensores de detección de gas CO que son sometidos semestralmente a una verificación mediante la utilización de botellas de gas de patrón, con una concentración de 200 partes por millón (ppm).
La función periódica de verificación de los sensores de gas se realiza a través de mezclas certificadas, trazables y estables. Para ello:
Las tareas de calibración y verificación consisten en realizar un ajuste de la medida 0, y, una comparación de la medida del sensor mediante la inyección de CO a través de la botella patrón. Así, los equipos se someten a un criterio de aceptación previamente fijado en los criterios de calidad, de forma que los equipos cuyas medidas están dentro de la incertidumbre establecida, se consideran equipos precisos y exactos para controlar el nivel de contaminación por CO.
Gracias a este “laboratorio portátil” capaz de garantizar las medidas de los detectores CO, se gana la batalla a los contaminantes en el interior de los túneles.