Las plantas en las carreteras españolas tienen una valiosa función. La presencia de vegetación alrededor de la carretera ayuda a evitar problemas medioambientales como la erosión del suelo, la contaminación de las aguas, los vertidos incontrolados o la polución del aire.
Alrededor de la M30 hay abundante vegetación. Sin embargo, no toda la vía tiene los mismos tipos de plantas. Esto no es aleatorio, se debe a una cuidadosa planificación forestal y agreste. Por eso, dependiendo del tramo, encontrarás dos tipos de espacios en el trayecto de la M30:
Las leyes de seguridad vial imponen que se minimicen los efectos de sombra o la caída de hojas sobre la carretera. También hay que tener en cuenta otros muchos factores, como el impacto ambiental, la falta de visibilidad y los posibles desprendimientos. Por eso puedes ver algunas zonas libres de vegetación.
Las zonas plantables también tienen diferentes características según el tramo de la carretera, siempre adaptándose a las condiciones de seguridad vial. Por ello verás dos tipos de zonas plantables a lo largo de los márgenes y medianas de toda la M30:
La planificación de las plantas en carreteras urbanas y semiurbanas como la M30 requiere una cuidadosa preparación, que combine la seguridad con sus beneficios para el medio ambiente.
La M30 tiene una gran variedad de paisajes, pendientes e incluso condiciones climáticas a lo largo de su trazado. Pero, como ves, nada se ha dejado al azar. Los árboles y arbustos que hay plantados en su recorrido se corresponden con una minuciosa planificación. Esta maximiza la seguridad vial a la vez que cuida el medio ambiente.
En otras zonas españolas, por ejemplo, en el norte, el clima es más lluvioso. Por lo que se fomenta la plantación de setos y especies cuyo suelo absorbe mucha agua, y así evitar inundaciones. Además, los árboles se han situado a cierta distancia de la calzada, para proporcionar un espacio donde la nieve pueda sedimentar.
Emesa se ocupa por el mantenimiento de estas plantas prestando especial atención a la detección de necesidades de riego y abonado, síntomas de enfermedades y plagas, y afecciones a la visibilidad. Sus labores de mantenimiento incluyen siegas en las zonas no plantables y podas en las plantables.