En la micromovilidad confluyen estilos de vida alternativos y la necesidad acuciante de un tráfico fluido desde las zonas residenciales hasta las zonas de trabajo. Con las soluciones tradicionales del vehículo personal o familiar hemos llegado al límite físico dentro de las infraestructuras viales urbanas.
Antes de llegar a un colapso circulatorio, vemos cómo se exploran combinaciones de transporte público con soluciones individualizadas. Gracias a esta tendencia, podrás tener una alternativa de transporte hasta ahora no considerada convencional y que seguro que valorarás más a medida que la vayas utilizando.
¿Qué es la micromovilidad?
La micromovilidad puede definirse como una forma de transporte basada en el empleo masivo de vehículos ligeros. Estos se integran a menudo en servicios públicos que los proporcionan para un uso intercambiable con otros usuarios. Así, el desplazamiento bajo esta modalidad es accesible como medio habitual o esporádico para una ocasión puntual.
Pero va mucho más allá de los patinetes y las bicicletas eléctricas, pues incluye una enorme variedad de vehículos, siempre que no sobrepasen los 500 kilogramos.
Vehículos ligeros utilizados en movilidad urbana
Estos son los que con mayor frecuencia te vas a encontrar:
- Bicicleta eléctrica. El desarrollo tecnológico ha puesto en el mercado modelos casi indistinguibles de una bicicleta convencional. También se denominan de pedaleo asistido, ya que el motor eléctrico puede alcanzar los 250 W, y la velocidad máxima no supera los 25 km/h. Esta es la lista de estaciones de BiciMad que puedes encontrar en Madrid.
- Patinete. Este dispositivo de movilidad ha sido un boom en los últimos años. Su velocidad máxima es 25 km/h y suelen estar entre esta cifra y los 6 km/h. Quedan excluidos los modelos diseñados para prácticas deportivas y los propios de personas con movilidad reducida. Esta es la normativa para patinetes en Madrid.
- Hoverboard. Es una de las últimas novedades incorporadas por el mercado para el desplazamiento urbano. Es una pequeña plataforma o tabla en cuyos extremos van dos ruedas. El peso suele oscilar entre 12 y 15 kilos para desarrollar velocidades que van de 12 a 18 km/h. El manejo del vehículo se hace con el movimiento del propio cuerpo, hacia delante para avanzar y hacia atrás para frenar. Los giros los gestionas con la presión de la pierna derecha o la izquierda, según hacia dónde quieras dirigirte.
- Segway. El segway es un vehículo muy parecido al anterior, pero viene dotado de manillar. Para él se han encontrado muchos usos profesionales, tanto para espacios de exterior como para trabajos en naves industriales o pabellones. También se han popularizado en servicios turísticos y algunos cuerpos de seguridad.
- Scooter. En general son vehículos motorizados de dos ruedas, pero de dimensiones reducidas, entre 30-37.5 cm de diámetro. En el mercado han aparecido modelos con más ruedas y de diseños muy diversos, pero siempre están orientados a satisfacer una necesidad de transporte urbano personal.
Los beneficios de la micromovilidad urbana
Los beneficios que percibes por la generalización de estos vehículos en las grandes ciudades podemos resumirlos en los siguientes:
- Descongestión de vehículos pesados a motor con un solo pasajero. Este efecto es especialmente beneficioso en las horas punta de las jornadas laborales. Esto se debe a la gran concentración de personas en núcleos de producción o de actividad comercial.
- Mayor contacto con el entorno de las personas y un menor aislamiento para la interacción social.
- Reducción de la emisión de gases nocivos y menor huella de carbono producida por el transporte, con una mejora de la calidad del aire.
- Generación de hábitos que favorecen la actividad física y deportiva.
- Medios de transporte fácilmente gestionables por las administraciones públicas, bien para alquilar o para disponer de rutas habilitadas para esta clase de vehículos
- Favorece el desarrollo de servicios complementarios y de nuevos empleos.
Así está revolucionando la micromovilidad el transporte urbano en las ciudades
Los centros de las grandes ciudades han estado sometidos a la presión espacial que producían los vehículos a motor. La necesidad creciente de aparcamientos y el desplazamiento del viandante como elemento del paisaje urbano reducen el encanto de zonas donde se reúne mucha gente o que preservan un diseño urbano con interés histórico.
Algunos estudios recientes señalan que un 60 % de los recorridos en automóvil no llegan a 8 kilómetros de distancia. De esta circunstancia social y laboral tan generalizada se nutre un mercado de vehículos ligeros de muy distinto tipo, y que ya tienes a tu disposición, para hacer una parte de estos trayectos.
Así, las bicicletas eléctricas y los patinetes han ganado un importante volumen de usuarios al resolver un problema de modo individualizado, ecológico y sostenible. Al mismo tiempo, la popularidad de estos medios exige de la ordenación urbana algunas mejoras y adaptaciones de las vías públicas.
Como conclusión, la organización urbana y los medios de transporte en este entorno son inseparables. Resulta fundamental dotar a las ciudades de infraestructuras de movilidad, cómodas y rápidas; seguro que, como ciudadano, te alegrarás de poder tenerlas a tu disposición. Además, es necesario que sean sostenibles para el medio ambiente y que favorezcan la armonía social de pueblos y ciudades.
