Cuando una tormenta cubre la carretera de granizo o balsas de agua la seguridad al volante se convierte en una prioridad absoluta. Es más, conducir con granizo puede ser muy peligroso si no se toman las precauciones debidas, ya que el ruido que provoca al caer y las placas de hielo que puede llegar a formar sobre el firme de la carretera son malas compañeras de la conducción.
En esta entrada te mostraremos cómo adecuar tu conducción a las circunstancias meteorológicas, garantizando que puedas llegar a tu destino sin contratiempos. La clave está en la adaptación y la precaución. ¡Acompáñanos para descubrir cómo hacerlo!
Si las condiciones meteorológicas no lo permiten, a veces la opción más segura es detener el vehículo y esperar a que pase el temporal. Y es que conducir con fuertes vientos, lluvia intensa, relámpagos o hielo es poco aconsejable. Antes de poner en riesgo tu seguridad al volante, es mejor parar.
Además, el granizo conlleva riesgo añadido debido al ruido ensordecedor que genera y, sobre todo, a la pérdida de adherencia que proporciona a los neumáticos. Nos obliga a circular con la calzada resbaladiza debido a las placas de hielo que forma al solidificarse. Pese a todo, si es inevitable conducir así, presta atención a los siguientes consejos.
Al iniciar el trayecto o ya en circulación, usa el acelerador con suavidad para evitar patinazos y mantener el control del vehículo. Ten en cuenta que sobre firmes cubiertos de hielo, donde la tracción es limitada, los cambios bruscos de velocidad son muy arriesgados.
Emplea el pedal del freno con precaución y, sobre todo, con anticipación. Detener el coche de forma abrupta en una calzada húmeda puede hacer que las ruedas patinen y pierdas la dirección. Por ejemplo, al acercarte a una intersección, comienza a frenar gradualmente para evitar deslizamientos en la superficie resbaladiza.
Evita aparcar debajo de estas estructuras al conducir con tormenta eléctrica acompañada de fuerte lluvia. El agua suele acumularse rápidamente en estos espacios y es posible que cause daños severos en tu vehículo si se encuentra debajo. En lugar de eso, busca un lugar más seguro, como un garaje, un estacionamiento cubierto o una zona sin subterráneos que puedan minimizar el impacto del granizo.
Esto también es muy importante al circular: ampliar la distancia de seguridad entre tu coche y el que va delante. Si lo haces, tendrás más tiempo de reacción en caso de una parada repentina o un derrape. Por ejemplo, si sigues a otros automóviles a una distancia segura, dispones de tiempo suficiente para frenar gradualmente si el que te precede se detiene súbitamente en una carretera afectada por el granizo.
Mantén los faros encendidos durante la granizada, incluso aunque sea de día. Esto aumenta tu visibilidad y permite que el resto de conductores te vean mejor. En ciudad o en carretera, si la visibilidad es reducida, tener las luces encendidas hace que tu vehículo sea más notorio para los demás, lo que reduce el riesgo de colisiones.
Cuando conduzcas en condiciones de granizada, realiza giros suaves y controlados. O, lo que es lo mismo, evita maniobras bruscas que podrían provocar que el vehículo se deslice sobre el firme cubierto de hielo. Por ejemplo, al tomar una curva, disminuye poco a poco la velocidad antes de entrar en ella y mantén un movimiento constante del volante en lugar de hacer virajes súbitos. Esto te ayudará a mantener la tracción vial.
Esto es realmente crucial. Evita el pánico y las reacciones impulsivas. Aunque sientas que el granizo comienza a caer sobre tu vehículo con un fuerte ruido, respira profundamente, mantén el control del coche y reduce de forma segura y paulatina la velocidad. Mantener la calma te permitirá tomar decisiones más seguras y evitar situaciones peligrosas al volante.
Otro consejo esencial: mantener el vehículo en óptimas condiciones. Revisiones regulares, mantenimiento de mecánica básica y neumáticos en buen estado garantizan un desempeño seguro en condiciones adversas. Al tener el coche a punto, tiene mejor tracción, frenos eficientes y sistemas que funcionan correctamente, lo que reduce el riesgo de accidentes. La seguridad comienza en el mantenimiento, y esto es aún más crucial frente a climas impredecibles.
O mejor dicho, ¿quién te paga los daños si una tormenta daña tu vehículo? Conviene destacarlo, porque los efectos pueden variar desde abolladuras y rayones en la carrocería del vehículo hasta daños en la luna delantera o luna trasera. En general, estos desperfectos están cubiertos bajo un seguro a todo riesgo.
En cambio, si el seguro está a terceros, lo más probable es que no cubra los daños salvo que tengas contratada la opción de reposición de lunas sin coste. ¿Un último consejo? Revisa la póliza y verifica los detalles de la cobertura, incluyendo los deducibles y los límites.
Si conduces rodeado de granizo, recuérdalo bien: adáptate a las circunstancias, conduce con la máxima precaución y, sobre todo, considera estos consejos. Tu seguridad es lo primero.
