Uno de los problemas que más se presentan entre los conductores que llevan muchos años al volante, es el de adquirir malos hábitos de conducción, como por ejemplo, conducir con una sola mano. Conociendo algunas técnicas de conducción, estas manías adquiridas con el tiempo pueden corregirse. Es importante ser conscientes de cómo conducimos nuestro vehículo para evitar sufrir accidentes.
Los malos hábitos más comunes al volante
Son muchos los malos hábitos al volante que se adquieren con el paso del tiempo, aunque hay unos más comunes que otros. Estos son los más frecuentes, ¿te identificas con alguno?
- Malas posturas. A la hora de conducir cualquier tipo de vehículo es esencial llevar una postura correcta de la espalda y de las extremidades. Apoyar el brazo en la ventanilla, recostarse hacia el lado izquierdo con una sola mano al volante y otras posturas de este estilo, deben ser evitadas para conseguir una conducción segura.
- No prestar atención a las señales. La costumbre de hacer un recorrido de manera rutinaria hace que no prestemos atención a las señales. La afirmación ‘me conozco esta carretera de memoria’ a veces puede jugar una mala pasada, ya que puede haber variaciones debido a obras o imprevistos.
- Abusar del estado de la reserva de combustible. Al conocer cada vez mejor nuestro vehículo, caemos en abusar de la duración del carburante. Debes saber que esto podría acabar alterando el adecuado funcionamiento del coche a largo plazo.
- Agresividad al volante. Este es un problema cada vez más común, tal y como indican los expertos. Son muchos los conductores que no pueden reprimir su ira y se muestran muy agresivos en la carretera, acelerando, gritando e incluso dando golpes al volante. La paciencia es clave para una buena conducción.
- Conducir con una sola mano. Las dos manos siempre deben estar al volante, tanto por la seguridad del propio conductor como por el funcionamiento del vehículo. Llevar la mano derecha apoyada sobre la palanca de cambios puede dar lugar a problemas en el sistema y también crearte contracturas si pasas mucho tiempo en esa postura.
- Hacer caso omiso a los espejos retrovisores. Girar el cuello para tener una mejor visión lateral es una costumbre muy habitual, pero está totalmente prohibido hacerlo según la normativa de la Dirección General de Tráfico. Utiliza los retrovisores antes de iniciar cualquier maniobra. Si están bien regulados, cumplirán a la perfección su cometido.
- No mantener la distancia de seguridad. Este es un mal hábito al volante, muy peligroso porque el tiempo de reacción se reduce considerablemente, aumentando el riesgo de sufrir un accidente en la carretera.
- No señalizar las maniobras. El uso de los intermitentes puede decaer con el paso del tiempo y la costumbre al volante. Esto, además de ser una infracción, es muy peligroso, ya que para el resto de conductores sí es importante conocer si vas a cambiar de carril, hacer un giro o una parada en la vía.
Técnicas de conducción para eliminar malos hábitos
Tanto por la seguridad del propio conductor como por la del resto de usuarios de la vía, es importante que conozcas una serie de trucos de conducción para acabar con los malos hábitos que posiblemente hayas adquirido con el paso del tiempo.
Técnicas de conducción preventiva
Las técnicas de conducción preventiva son aquellas basadas en la anticipación, la visión y el espacio. Todo con el principal objetivo de mejorar la seguridad en la carretera y anticiparse al suceso.
- La primera técnica consiste en prestar especial atención a la vía. Debes poner todos los sentidos en la conducción, especialmente el de la vista. A la hora de recorrer con el vehículo una larga distancia, has de levantar ligeramente la vista y fijar la mirada en un punto lo más lejano posible.
- Mantener la distancia de seguridad es muy importante, teniendo en cuenta la adherencia de los neumáticos, la velocidad y las condiciones de frenado. En líneas generales, la distancia con respecto al vehículo que viaja delante es de 0,5 metros por cada kilómetro por hora, aunque hay una distancia de seguridad para túneles específica.
Técnicas de conducción defensiva
La conducción defensiva consiste en anticiparse a cualquier situación de peligro en la carretera. Es un conjunto de técnicas que sirven para minimizar el riesgo de sufrir un accidente.
- Como conductor, en todo momento, debes observar lo que ocurre a tu alrededor con una mirada panorámica. Para ello, has de mirar por los retrovisores y observar la calzada. La desconfianza es clave, nunca hay que dar nada por hecho.
- El conocimiento de tu propio vehículo también es fundamental. Hay que conocer para qué sirven los diferentes sistemas de seguridad del coche y cómo utilizarlos.
Técnicas de conducción eficiente
Las técnicas de conducción eficiente tienen como principal objetivo reducir el consumo de combustible y las emisiones de CO2, además de ahorrar combustible. Son, por lo tanto, muy ventajosas en todos los ámbitos, tanto para el medioambiente como para el bolsillo del conductor.
- A la hora de arrancar el vehículo, es importante que no pises el acelerador al poner en marcha el motor. Cuando el vehículo ya esté arrancado, mete primera y ve subiendo de marcha en función de lo que requiera la situación.
- Al tomar una curva o entrar en una rotonda, has de adaptarte a ellas. En muchos casos es suficiente con levantar el pie del acelerador y esperar que la inercia haga el resto.
- Lo más aconsejable es utilizar bien el cambio de marchas. Cambiando de forma continuada de marcha únicamente consigues que el vehículo se revolucione y gaste más combustible. Aprende a sentir qué marcha necesita tu vehículo en cada momento y a reducir de marcha cuando sea necesario.
- Cuidado con las bacas y portaequipajes. Siempre que sea posible, aprovecha el maletero, ya que los elementos superiores del coche aumentan la resistencia aerodinámica y esto puede contribuir a un mayor gasto de combustible.
Estas son las principales herramientas de conducción que aumentan la seguridad vial si las conoces y eliminas los malos hábitos al volante. Has de saber anticiparte a las situaciones de peligro y, en caso de que se den, saber cómo reaccionar ante ellas. Prevención, defensa y eficiencia, son los tres principales pilares para una conducción segura.